Cuando un líder nos inspira, nos realiza, nos ayuda a coger confianza en nuestro camino u objetivo, adquiriendo una mayor estrategia y capacidad de motivación, intuimos que un verdadero líder trabaja a través del aspecto más humano del componente de la organización poniendo en practica sus emociones.
Desarrollando sus emociones, el líder consigue sacar lo mejor de la persona y con eso logra involucración, compromiso con el éxito y el deseo de estar cerca de el.
Cuando un líder consigue estas metas obtiene una organización compuesta por personas que participan y sintiéndose capacitadas para la misión y visión de esta, estando abiertos a la retroalimentación.
Teniendo en cuenta que todo integrante de la organización busca respeto, relaciones, reconocimiento y recompensas ( este ultimo es el bienestar y el buen hacer sin fijarse en el balance monetario) podemos ver que están más cómodos con sus emociones cuando vemos que obtenemos la comprensión de los demás.
Por eso los mejores líderes llegan a tener una buena comprensión de la psicología humana obteniendo unas cualidades innatas para motivar a las personas, una gran fuerza de voluntad, pasión, compasión y la capacidad de no tomarse en serio así mismo.
No obstante sin las emociones del líder no se ejercería ningún movimiento que transmitiera energía aunque las emociones pudiera estar en contra de la expresión creativa e incluso en el camino correcto con lo que implica seguridad.
Estas emociones son fruto de la cultura del líder en la cual influye sus valores, comportamientos y acciones pues es a partir de ahí cuando se pueden hacer elecciones coherentes.
Esta cultura es la suma total del aprendizaje colectivo que junto con el sistema de participación social, la organización que se dirige llega a conseguir el cambio que busca dentro de ella.
Gracias a las emociones reales del líder se consigue una transformación profunda en el comportamiento individual o colectivo dentro del sistema que lidera. Esto conlleva a crear una energía dentro de la organización que consigue interrumpir los viejos paradigmas de esta.
Un líder siempre tiene la necesidad de promover la formación y el desarrollo profesional de la organización pues esto le genera felicidad ante la buena predisposición de sus colaboradores tanto a nivel individual como organizativo.
Barcelona Leadership quiere aportar a su organización sus conocimientos y experiencias con el fin de sensibilizar la necesidad de un cambio de cultura, desarrollando una nueva forma de trabajo donde se pueda crear un bienestar colectivo dentro de la misma.
